“’La palabra de Dios llegó a Elias… mandare lluvia sobre la tierra.’ Esa era la base de la oración persistente y de la vigilancia repetida siete veces desde la cima de la montaña. Primero el oído oyó, despues la voz clamó persistente-mente, y los ojos miraron con expectación. Primero la voz de Dios, después la voz del hombre. Este es el verdadero orden. Tremendos resultados siempre seguirá a esta combinacion.”
Tengo varias preguntas para que las pienses hoy – ¿Eres capaz de soportar el silencio?
¿Estas sintonizado para oír la callada voz de Dios? ¿Eres capaz de oír con atención lo que ÉL esta diciendo por encima de todo el ruido de tu mundo? Esto es crucial porque debemos de ser capaces de oír la voz de Dios con claridad como intercesores para poder orar SU voluntad. Todos sabemos lo que es hablarle a alguien que nunca escucha. ¡Frustrante! De la misma forma, Dios quiere que aprendamos a oirle a Él.
Es cuando pasamos tiempo ante Él en la quietud que oye, que podemos orar Su voluntad más fervientemente y con mayor expectación. Intercedemos con oraciones que dan en el blanco muy efectivamente. Necesitamos estar en el blanco cuando oramos por las situaciones que vemos a nuestro alrededor. Y yo quiero animarte, diciendote de que si le das tiempo a Dios en esa oración que oye, Él dirigirá tus oraciones muy estratégicamente, aun sin que te des cuenta. Él te ayudará a proclamar Su voluntad en tus oraciones, y tu nivel de expectación será incrementado.
”Alguien dijo una vez: ‘si le apuntas a nada, seguro que le das.’ Esto es tan cierto para los intercesores como lo es para los arqueros. Para poder orar estratégica y efectivamente, los intercesores – como los arqueros – se pueden beneficiar de la atención al detalle y de cuidadosa puntería. Cuando sabemos exactamente por lo que orar, oramos en el blanco. Podemos identificar y quitar obstáculos espirituales, invitando al poder y la presencia del Espíritu Santo de Dios a nuestras vidas y situaciones.” Arlyn Lawrence
Dios tiene mucho que decirnos a diario, pero con frecuencia no oimos los callados tonos de Su voz. Cuando yo era niña, mi padre fabricaba y vendía audífonos desde nuestro hogar. Los individuos venian a casa con audífonos estropeados ke necesitaban reparación. Nosotros, como familia, ni siquiera nos molestábamos en entrar en el salón a hablarles, porque sabiamos que no nos podían oír. Su audífono requería reparación.
¿Cuantos de nosotros estamos en la misma situación con Dios? Él no puede decirnos cosas porque nuestro oido requiere reparación o porque no tomamos tiempo para oir. Él no puede entrar en el salón de nuestras vidas porque no estamos dispuestos para oir en orden de conseguir los tesoros de lo que Él tiene que decirnos a nosotros. Y puede que Dios se sienta de la misma forma en que nosotros ni siquiera intentábamos comunicarnos con nuestros huéspedes sordos. Él no puede compartir sus secretos porque no podemos oír o porque estamos demasiado distraídos. No podemos oirle susurrar en nuestros oídos. Como resultado, nosotros somos los que nos perdemos y hemos elegido cosas inferiores. Y nuestra expectación de lo que Dios puede hacer disminuye.
La oración que oye aumenta la expectación.
”Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Marta, en cambio, se preocupaba con muchos quehaceres y, acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria, y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada” (Lucas 10:39-42).
Tres Dimensiones de la Oración que Oye
- El Oido Oye – ¿Estás escuchando con atención?
Es muy fácil para nosotros el hacer planes y despues pedirle a Dios que los bendiga. Pero para ser un intercesor efectivo, debemos aprender a oír SUS planes y a cooperar con ÉL. Entonces estaremos en condiciones de hacer oraciones “tamaño Dios” y a unirnos a Dios en sociedad con SU contestación. Su bendición entonces sigue porque los planes de Dios siempre traen enormes bendiciones. Puede que tarde, pero en su momento, recogeremos una cosecha. El oír es clave para ser efectivo. Es una habilidad a ser desarrollada en todas las relaciones, pero especialmente en nuestra relación con Dios. Si no escuchamos a Dios y nos aferramos a Su palabra, el diablo nos atacará continuamente con sus mentiras.
“La primera etapa del entrenamiento de oración de Moises fue quitar de su oido el ruido de Egipto para que pudiese oir los callados tonos de la voz de Dios. Aquel que pretenda ser diestro en la oración debe tomar un cursillo de silencio en la universidad de Arabia.”
- La Voz Proclama Persistentemente – ¿Estás proclamando con persistencia?
A veces Dios nos dice cosas en el lugar secreto de escuchar, pero fallamos a la hora de reclamar con persistencia sus promesas. Puede que oremos durante un tiempo, pero después nos rendimos. Fallamos al no proclamar la verdad de SU Palabra. Pero cuando sí nos movemos a esa dimensión en la que sabemos lo que Dios quiere y oramos SU Palaabra con Su Unción, las respuestas por cierto llegarán. Nuestra fe se levantará a ese nivel de proclamación, y veremos el cumplimiento de nuestros sueños. La oración que oye construye una seguridad en nuestro ser interior acerca de la voluntad de Dios en el aquí y ahora que puede movernos una dimensión de proclamación persistente porque sabemos que conocemos la voluntad de Dios y lo que Él nos ha dicho.
“Cuando de tal manera absorvemos este libro (La Biblia), y el Espíritu de Aquel que és su vida, que la gente no pueda ver la linea divisoria entre el hombre y Dios dentro del hombre, entonces tendremos el mayor de los poderes como intercesores de Dios en la derrota del enemigo. Dios y hombre serán como uno en el servicio contra el enemigo.” - El Ojo Busca con Expectación – ¿Estás buscando con expectación?
Es fácil perder un corazón expectante cuando estamos siendo bombardeados por malas noticias de forma diaria. No queremos estar en el sitio en el que escuchamos las mentiras del enemigo. Queremos tener oidos que oyen los sonidos del cielo y ojos que buscan con expectación en todo lo que nos rodea. Pronto pasaremos a la eternidad, y será un lugar maravilloso en el que vivir. Cuando tú y yo hayamos estado lo bastante callados como para oír a Dios por encima del ruido de esta tierra, entonces viviremos una vida de expectación. Es hora de levantarse como intercesores y ver lo que Dios tiene para cada uno de nosotros. Estas orando en Su reino, estas hecho para reinar con Él, y un día todas tus lagrimas se convertirán en gozo. Aprende a escuchar ahora y el latido del corazón de Dios fortalecerá tus oraciones de proclamación, y tus ojos buscarán con expectación el cumplimiento de esas oraciones.
“Pero yo, miraré al Señor y en confianza me mantendré vigilante; esperaré con esperanza y expectación en el Dios de mi salvación; mi Dios me oirá” (Miquea 7:7, Traducción de la versión amplificada).
El Ejemplo de Moisés
Moisés aprendió a escuchar en el desierto. Él aprendió el valor de la soledad. Dios lo tenía en un programa de entrenamiento.
Temprano por la mañana, me levanté, cogí una taza de café, y me senté fuera a escuchar; escuchar a Dios, a los muchos ruidos de la naturaleza, a un mundo natural maravilloso de pájaros y animales en mi propio jardín. Fue una tremenda experiencia; mi nivel de expectación en Dios subió. Cuando nosotros como intercesores comenzamos a escuchar la voz de Dios que solo puede ser oída por un oído entrenado, un oído atento, entonces podremos andar en un nuevo nivel de productiva inspiración y unción del Espíritu Santo.
Yo quiero eso para mi vida. Se que tú también. Que Dios nos ayude a relentizarnos y a escuchar en oración, para entonces levantarnos en el poder de Dios con proclamaciones de vida y verdad que traen libertad a las vidas de todos aquellos que toquemos a través de la intercesión. Que nuestros ojos vigilen con expectación a todo aquello que Dios hará cuando aprendamos a vivir en este nivel de oración.
Señor, te pedimos que todos aquellos llamados a la intercesión aprendan el secreto de la oración que oye. Ayúdanos a levantarnos por encima del ruido de este mundo, a estar callados en silencio, y a aprender la habilidad del oído que escucha. Perdonanos por correr delante de ti y no escuchar tu quieta voz. Perdonanos por estar ansiosos porque nos apresuramos y tomamos los asuntos en nuestras propias manos. Habla a nuestro oído interno y muestranos tus planes y tus propósitos para nosotros. Ayúdanos a proclamar con insistencia las promesas que Tú nos das en el lugar secreto de la oración que oye. Ayudanos a movernos a una nueva dimensión en nuestra relación contigo. Haznos fuertes para que podamos soportar el silencio. Miramos adelante con expectación. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
“Había dos etapas distintas en el entrenamiento de sus oidos (los de Moisés). Primero vinieron los cuarenta años de soledad en las arenas del desierto, a solas con las ovejas, las estrells, y – Dios. Sus oídos estaban siendo entrenados por el silencio. El bullicio y la confusión de la vida ocupada de Egipto estaban siendo sacadas de sus oidos. Cuan calladas son las voces de Dios. Que pocos hombres son lo suficiente fuertes como para soportar el silencio. Pues en el silencio Dios le habla al oido interno.” Citas por S. D. Gordon
By Debbie Przybylski
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