Comprendiendo las Fortalezas del Enemigo

12376411_1069630333100073_4744088413570753451_n“Aunque andamos en la carne,  no militamos según la carne, porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios,  y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:3-5).

Existe una herramienta ponderosa con la que el enemigo te atacará de forma diaria. Es a través de fortalezas en la mente. La mira de Satanás es la de derrotarte en tu mente. Él intentará de hacer esto desde el momento en que te levantes por la mañana. Este es el motivo por el que debemos leer la Palabra de Dios temprano. La Palabra es la verdad de Dios y combate las mentiras del enemigo. Las fortalezas son puertas abiertas por las que el enemigo entra con una mentira potente que normalmente tiene que ver no nuestras personas – quienes somos – y nuestra identidad en Cristo. Necesitamos ver como las fortalezas dañan incluso nuestra vida de oración. Si queremos crecer en oración de Victoria y que libere vida, entonces necesitamos comprender las fortalezas del enemigo.

Puedes pensar,  “Quiero tener una vida de oración poderosa.” “Quiero ver victoria en mi vida.”  “¿Qué exactamente es una fortaleza?”

Una fortaleza es un pensamiento de derrota que adquiere fuerza a lo largo de nuestras vidas.  Todos tenemos fortalezas, y con frecuencia comienzan en los primeros cinco años de nuestras vidas. Las podemos adquirir de nuestros padres, maestros, o de cualquier cosa en nuestro ambiente como puedan ser experiencias traumáticas que han formado nuestros valores y han afectado la forma en la que pensamos y vivimos la vida. Puede ser un pensamiento simple. Piénsalo. ¿Has tenido alguna vez pensamientos como; “Nadie me ama” – “Soy un fracaso” – “Las cosas nunca cambiarán” – “Nunca veré la victoria” – “Todo el mundo me rechaza“ – ”Nunca tendré éxito”“No hay esperanza para mi situación”? Todos hemos tenido pensamientos como estos, si somos honestos. Son una forma practicada de pensar – son automáticos – No pensamos acerca de aquello en lo que pensamos. Estos pensamientos pueden parecer pequeños, pero ¿lo son en realidad? ¡En absoluto! Hacen estragos en nuestras vidas. Son poderosos para traer derrota, arruinar relaciones, destruir nuestra salud, y derrotar nuestra productividad para Dios. Las fortalezas – si no son tratadas – traerán daño a tu vida y te harán inefectivo/a. afectarán tu vida de oración.

La palabra “fortalezas” en 2 Corintios 10:3-5 significa “hacer firme”. De la misma forma que una fortaleza militar se construye en un lugar firme, Satanás intenta establecer fuertes en nuestras mentes que mantienen cautiva nuestra vida de pensamiento. Estas fortalezas son cualquier creencia en nuestros pensamientos que sean contrarias a la verdad de Dios. Satanás desea evitar que veamos las cosas de la forma que Dios desea que las veamos. Intenta cegar nuestras mentes. Es como si una cortina de humo o una nube oscureciese el aire para que no podamos ver las cosas con claridad. Esto afecta nuestra vida de oración porque nuestra visión espiritual se oscurece, y nuestra fe disminuye. Entonces cuesta orar de forma efectiva. Puede que nos sintamos sin esperanza y que las dificultades nunca van a cambiar. Satanás también intenta oscurecer la mente de los no creyentes para que no puedan ver la luz del evangelio (2 Corintios 4:4).

El apóstol Pablo da tres descripciones de fortalezas en 2 Corintios 10:5. las llama argumentos, altivez y pensamientos que son contrarios al conocimiento de Dios. Argumentos (logismos) están en nuestras mentes a través del razonamiento humano que es contrario a la verdad de Dios. Altivez significa “cosa alta” (hupsoma) y habla acerca del orgullo cuando elevamos nuestro propio razonamiento humano por encima del de Dios. Esto ocurre cuando confiamos en nuestros razonamientos en lugar de en la Palabra de Dios. Pensamientos (noema) se refiere a “propósito” o “designio de la mente”. Cuando a nuestros razonamientos humanos se les permite convertirse en designios que son contrarios a la Palabra de Dios, hemos sido hechos cautivos de los designios de Satanás. De hecho pensamos que sus pensamientos son los nuestros.

Debemos ser conscientes de nuestros pensamientos y razonamientos que son contrarios a la verdad de Dios.
Piénsalo. ¿Qué situaciones en tu vida estás tratando de descifrar si mirar a Dios para que te guíe? ¿A qué conclusiones has llegado que son contrarias a la Palabra de Dios? ¿Que designios estás usando para manejar las situaciones de tu vida que son contrarias a los caminos de Dios? Debemos desarrollar un estilo de vida basado en alimentarnos en la Palabra de Dios a diario. Seamos conscientes de que nuestro enemigo es un mentiroso y que su intención siempre es la de destruirnos. Joyce Meyer en su libro “El campo de batalla de la mente” nos pone claro la forma en la que el diablo bombardea estratégicamente nuestras mentes con sus mentiras. Ella dice:

“El Diablo es un mentiroso, Jesús le llamó… el padre de toda mentira y de todo lo que es falso (Juan 8:44). Él nos miente a ti y a mi. Nos dice cosas acerca de nosotros, acerca de otras personas, y acerca de nuestras circunstancias que simplemente no son verdad. No obstante, no nos dice la mentira entera de una sola vez.

él comienza bombardeando nuestra mente con un patrón inteligentemente diseñando de pequeños y continuos pensamientos, sospechas, dudas, temores, preguntas, razonamientos y teorías. Se mueve despacio y con cuidado (después de todo, los planes bien establecidos requieren tiempo). Recuerda, él tiene una estrategia para la batalla. Nos ha estudiado durante mucho tiempo.

él sabe lo que nos gusta y lo que no nos gusta. Conoce nuestras inseguridades, nuestras debilidades y nuestros temores. Él sabe que es lo que más nos molesta. Él está dispuesto a invertir el tiempo que sea necesario para derrotarnos. Uno de los puntos fuertes del diablo es la paciencia.”

Si queremos crecer en la oración de Victoria, el enemigo luchará con ganas para desalentarnos a través de estas mentiras. Podemos vencerlas al conocer sus métodos. Sus dardos de fuego son fuertes. Él sabe que si puede llegar a nuestros pensamientos, entonces nos puede alcanzar en nuestras acciones y en nuestra vida de oración. Estas fortalezas afectan todas las áreas de nuestras vidas trayendo destrucción, a no ser que aprendamos a traer todo pensamiento cautivo a Cristo y a no escuchar las mentiras del enemigo.

Lo he visto una y otra vez. Enseñamos a las personas acerca de romper fortalezas. Vemos como las personas luchan en su vida de pensamientos con dudas, temores, y pensamientos persistentes. Vemos como han abrazado una mentira y ni siquiera lo saben. Miramos cuando el Espíritu Santo enciende de repente la luz, y las personas ven por primera vez una poderosa fortaleza en sus vidas. Un cuadro de mente de derrota es expuesto de repente como lo que realmente es, una mentira que se han creído año tras año y día tras día. Es maravilloso cuando esta victoria ocurre. Puede cambiar la dirección de nuestras vidas, y con frecuencia lo hace si practicamos el entrenamiento de nuestras mentes para creer la verdad de Dios acerca de nosotros y de nuestro mundo.

Veámoslo más de cerca en una situación de la vida. Toma nota de cómo las fortalezas afectan toda nuestra vida. ¿No es este el motivo de tanta guerra en matrimonios y relaciones? Yo pienso que sí. Las fortalezas se activan las unas a las otras y traen destrucción y confusión. Traen malos entendidos en nuestras relaciones. Afectan el como vemos a Dios y estorban nuestra relación con Él. Nuestro enemigo intenta mantenerlas escondidas y fuera de nuestra vista. Él sabe que si el cuerpo de Cristo comenzase a andar fuera de estas fortalezas y comenzase a creer la verdad, serían imparables para el Reino.

Imagínate este escenario y ponte en el lugar de Juan. Juan, un fotógrafo con una joven familia, está conduciendo por una carretera y ve a un niño en la calle delante de él. Conforme conduce, de repente oye un golpe fuerte y sabe que ha golpeado algo. Su corazón comienza a acelerarse, y el temor lo embarga. Los pensamientos comienzan a correr por su mente, “¡He matado al niño! “¡Me meterán en la cárcel!” “¡Perderé mi profesión!” “¿Que van a hacer mi mujer y mis hijos?” “¡Necesito huir!” Así que pone su pie en el acelerador y sale huyendo del pueblo. Después se va a casa y actúa como si nada hubiera ocurrido.

Pero se ha abierto una puerta para que el enemigo ataque a Juan en su vida de pensamiento.   

Durante los siguientes días, meses y años, Juan vive con este temor secreto en su vida. Y parece empeorar con el tiempo. Cada vez que suena la puerta, su corazón se acelera conforme imagina con claridad a un oficial de policía que viene a llevárselo. Se retrae en una esquina de su casa con frecuencia, perdiendo conexión y relación con su esposa e hijos. Ya no se reúne con sus amigos ni llama a nadie por teléfono. Su mente y corazón están preocupados con pensamientos negativos. Sus emociones están hundidas. Con frecuencia se siente deprimido. Su trabajo disminuye en calidad, y tiene fuertes dolores de cabeza. Ya no piensa que Dios le ama y con sentimientos de profunda culpa, tiene miedo de orar.

Pero si Juan hubiese vuelto al lugar en el que oyó el golpe, habría descubierto que solo se trataba de un tronco que había en la carretera. No había atropellado al niño. Pero durante años creyó una mentira que afectó toda su vida – sus relaciones con su familia y amigos, la calidad de su trabajo, su salud, sus emociones, sus amistades, y especialmente su relación con Dios. Todo en su vida fue dañado  porque el había creído que había atropellado a un niño. No sabía la verdad. La mentira había invadido cada parte de su vida. Escuchó la mentira, en lugar de investigar la verdad. Con frecuencia abrimos puertas a los ataques del enemigo en nuestras vidas cuando no escuchamos la verdad de la Palabra de Dios. Las fortalezas del enemigo intentan invadir las áreas débiles de nuestras vidas, aquellas en las que no creemos la verdad a nivel del corazón. Llevamos con nosotros mentiras acerca de nosotros mismos, acerca de Dios, y de los demás que no son verdad de acuerdo con la Palabra de Dios. Estas son puertas abiertas al ataque del enemigo.

¿Que puerta abierta tienes en tu vida ahora mismo? ¿Donde estás escuchando al enemigo y no a Dios?  

  • ¿Piensas que no hay esperanza para tu situación?
  • ¿Crees que nunca verás victoria en tus oraciones?
  • ¿Piensas que eres un fracaso?
  • ¿Piensas que las cosas nunca cambiarán?

Piensa acerca de tu propia vida de pensamientos. Toma un papel, y ponlo cerca de tu cama en un lugar conveniente. Cada vez que tus emociones se vuelvan negativas – desanimado, deprimido, airado, entristecido, etc. – escribe en esa hoja lo que estás pensando. Puede que tengas una larga lista, pero continua hacienda esto durante varios días. Cada vez que tus emociones caigan en un patrón negativo, escribe lo que estás pensando. Por ejemplo, pueden ser pensamientos como estos: “Todo lo hago mal” – “No tiene sentido” – “Soy un perdedor”, etc. Con el tiempo, comenzarás a ver un patrón, y comenzarás a identificar falsas creencias en tus pensamientos que son contrarios a la Palabra de Dios. Comenzarás a entender las fortalezas del enemigo en tu vida. En nuestra próxima enseñanza, estaremos viendo como hacer cautivos los pensamientos. Aprendamos a escuchar a Dios en lugar de al enemigo. Démonos cuenta de que no tenemos porqué permitirle a Satanás sacarnos ventaja porque no desconocemos sus maquinaciones (2 Corintios 2:11). Conocemos la verdad de Dios, ¡y la verdad nos hace libres!

“El pensar acerca de lo que estás pensando es de gran valor porque Satanás normalmente engaña a la gente haciéndoles pensar que la fuente de su miseria o problema es algo que realmente no lo es. Él quiere que ellos piensen que son infelices debido a lo que está ocurriendo a su alrededor (sus circunstancias), pero de hecho, su miseria es debida a no que está ocurriendo en su interior (sus pensamientos).” Joyce Meyer  

By Debbie Przybylski
Intercessors Arise International
IHOPKC

Choosing to Reign with Christ

12373256_1069628439766929_8331322635533185901_n“We now walk in authority by faith, but when Christ returns, our authority and position will be evident to all. It is easy to become passive and lax in our present lives, because there seems to be no real accountability or certainty of our authority. That is, unless we choose to be accountable and to live with conviction.” Angie Weaver 

Choosing to walk in truth is extremely important in our Christian walk every single day. Understanding truth in our head is not enough! It is so important to stand strong in the end times. We must not only understand the authority we have in Christ, but we must choose to walk in it. Most of us are living far below our potential. But one day we will judge the whole earth. We are heirs with Christ and are called to rule the earth with Him (Revelation 1:6). We must not be apathetic but must activate our authority and live with conviction as God’s Kingdom people.

Are we willing to choose to take up this incredible call?

God will not do our work for us. He has provided everything we need. We have the authority. We can bring the message of restoration to mankind and break the dominion of Satan over society. God is not the one that is allowing the evil to continue on earth. We are when we do not recognize and use the authority he has given us. We are not to passively wait but to take action in prayer. He is waiting (Hebrews 10:12-13). We have to enforce his victory on earth (Romans 16:20, Colossians 2:13-15).

Our inheritance is the nations but we must fight for it (Psalm 2:7).

“This authority is invested in Jesus Christ, and we initially access it through the simplest, weakest way that man could ever imagine – prayer. We sit with God, and sitting in His Son, we ask God to move by His Spirit. Whatever we ask, while abiding in God, He will do for us (John 15:7-8)… Prayer is not the only work, but it is the first work of the church. Until we have prayed, there is nothing more we can do. After we have prayed and our intercession is accomplished, we must move forth into obedience, doing what God has shown us to do.” Steve Thompson

We wield our authority as we abide in Christ. We have the keys of the Kingdom of heaven. We need to begin to exercise a sense of ownership for our cities. We are called to bring into subjection demonic powers and disciple the nations. We are called to subdue the earth spiritually, affecting change through Christ’s authority. As we seek to have a deep relationship with God, we are able to stand strong in His peace and authority.

There was a submarine that was being tested and had to remain submerged, deep underwater for many hours through the night. A ferocious storm hit the area during the night. The next day the submarine resurfaced and returned to harbor. A man asked the captain, “How did the terrible storm last night affect you?” The officer looked at him with surprise on his face and exclaimed, “Storm? We didn’t realize there was a storm!” The submarine was so far below the surface of the water that the storm wasn’t even felt by those down below. To sailors, this area is known as the “cushion of the sea.” The ocean had huge waves and high winds on the surface, but the water deep below was very still.

The Christian life should be like that submarine. We should be so close to God, so deep in seeking and knowing Him and His authority, that even the storms of everyday life on earth won’t shake our confidence and trust in Him. We can rest completely in His care and His Kingdom purposes even in the midst of spiritual warfare and the turbulent days we live in.

We are taking ground in heavenly places when we pray, even if we do not see it. 

We must choose to reign with Christ. We must not relax our vigilance.  We are not frantic, nervous and anxious.  No, we are like that submarine. We walk in that supernatural perfect peace and faith that is possible as we abide in Christ (John 15). We are living a life that is not in our own strength. We are depending on God as we stand firmly on His Word, pray fervently, and walk in His authority. Jesus already won the battle at the cross and we are here to enforce it.

We must pray for God’s Kingdom to come to earth. Jesus taught His disciples to pray for the Kingdom in the Lord’s Prayer in Matthew 6:9-13. We need to pray His will on earth. We need to bombard heaven for earth’s needed resources. God wants to give us the Kingdom (Luke 12:32). Jesus preached that the Kingdom of heaven was at hand. It was presently available (Matthew 4:17).

Jesus’ success on earth came from living from heaven’s viewpoint. He knew how to live a heavenly life while facing demonic warfare on earth. Perhaps you have heard people say that some people are so heavenly minded that they are no earthly good. But could it not be said that some people are so earthly minded that they are no heavenly good? I believe so. Jesus knew how to function in both spheres at once.

Is it not true that we can function on earth through the power of heaven? Jesus instructed the disciples to preach the Kingdom of heaven and to heal the sick, raise the dead, and cast out demons (Matthew 10:7-8). He believed in the release of divine power in response to Kingdom oriented prayer. Proclaiming the Kingdom of heaven should lead to demonstrations of power such as the healing of the sick and casting out demons. We are seeing this to some extent in the world, but we haven’t seen anything in comparison to what God will do in the future. We must believe that this miraculous power is available to us. We must walk in a new level of Kingdom faith.

“In no uncertain terms the apostle Paul describes our limitless wealth in Christ Jesus. Everything we will ever need has already been created for us and is stored in heaven, waiting for us to exercise faith to receive it or activate it for others. If we can but learn to live out of that place, we will consistently access the wealth of heaven.” Robin McMillan

This is our God-given privilege and responsibility. We must be strong in our authority and learn to abide and stand on God’s promises. It takes faith to choose to reign with Christ. We can’t trust in the flesh to accomplish only what the Spirit can do. We must look to Jesus as our example. He knew how to tap into the resources of heaven, and we are seated with Him in heavenly places (Ephesians 2:6). We must faithfully work with the Lord to bring consistent change to society. God is teaching us to reign. He is teaching us to walk as kings on earth. We must accept this call. We are bringing heaven to earth through our prayers and our lives.

Dear Lord, I choose to reign with You. Help me to wield my authority as I abide in You (John 15:7-8). Help me not to relax my vigilence in prayer but to stand my ground when evil comes (Ephesians 6:10-13). Teach me to fight for Your Kingdom in prayer. I choose to stand on Your promises for my family, neighborhood, city, and nation. Teach me to pray Your Word and focus on You during times of warfare. I choose to worship every day. I want to be like that submarine and rest in Your perfect peace even during warfare. I want to access heaven as I live here on earth. Teach me to walk as a King on earth as I exercise my authority in prayer. Thank You for raising me up and seating me with You in the heavenly realms (Ephesians 2:6). In Jesus’ name, amen.”  

“Having been born of God, we are called to walk as kings on the earth. However, the Bible says that many are called but few are chosen (see Matthew 20:16). If we draw near to God, He will draw near to us (see James 4:8). We enter into our inheritance by choosing to accept God’s call. We activate and grow in our authority on the earth through intimacy with God and living our lives filled with the Holy Spirit. By being filled and walking in the conviction of the Holy Spirit, we are bridging heaven and earth and hastening the day of Christ’s return to rule and reign over the earth!” Angie Weaver

 By Debbie Przybylski
Intercessors Arise International
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